Hoy en día todo el mundo a nivel empresarial focaliza sus esfuerzos en digitalizar, transformar, evolucionar, etc., debido a que empresas de “Internet” han cambiado el mundo y que las empresas “tradicionales” deben hacer lo mismo para poder competir de la misma manera, adecuarse a las nuevas necesidades de los clientes, mejorar sus resultados y un largo etcétera de expectativas.

Sin embargo, muchas veces se confunden estos términos y eso hace que las estrategias de las compañías puedan distorsionarse y, lo que a priori puede ser un gran plan, termine fracasando.

La pregunta del título tiene la intención de provocar una reflexión semántica sobre el uso de estas palabras o su combinación, es por ello que creo que antes de contestar es necesario tener una visión objetiva de qué es digitalizar y qué es transformar. Según la RAE, digitalizar es registrar en forma digital o convertir o codificar en números dígitos datos o informaciones de carácter continuo, como una imagen fotográfica, un documento o un libro, y los dos primeros significados de transformar son hacer cambiar de forma a alguien o algo y transmutar algo en otra cosa. Por tanto, podemos estar de acuerdo en que digitalizar y transformar no es lo mismo.

Quería hacer este pequeño matiz porque en general se habla de digitalizar cuando en realidad lo que realmente se quiere transmitir es un mensaje de cambio en las organizaciones, es decir, transformar. Obviamente, esta transformación tendrá componentes “digitales”, que por otro lado siempre han existido o ¿acaso una aplicación desarrollada en Cobol no es digital?, pero el verdadero trasfondo de la transformación es la evolución de las compañías aportando enriquecimiento.

En una charla con un cliente se detectó que tenían la necesidad de que no únicamente deseaban digitalizar un proceso concreto, sino hacerlo de manera diferente y que esto diera valor al negocio. Y realmente no puedo estar más de acuerdo. Estoy convencido de que la digitalización de los procesos, las actividades y las tareas de una compañía pueden aportan grandes eficiencias en términos de reducción de costes, agilidad en los tiempos de respuesta o una mejor experiencia de usuario. Estos factores se pueden ver multiplicados si a la hora de trazar un plan para ejecutar algo se piensa desde un prisma diferente y no “hacer lo mismo pero a través de Internet”. Por ejemplo, si un banco desea llevar a sus canales on line el proceso de contratación de un crédito tiene dos opciones: la primera es intentar digitalizar el proceso actual incorporando tecnología que permita que todo pueda estar disponible para el cliente a través de una Web o una app, sin necesidad de desplazarse a la sucursal pero continuando con las mismas validaciones de la dirección de una sucursal, el mismo subproceso de riesgos en base al histórico del cliente, etc. o adicionalmente plantear la digitalización del proceso de contratación puede perfilar al cliente de manera diferente, conceder el crédito sin que tenga que haber una validación por parte de  un director de una sucursal, proyectar el riesgo que puede tener el cliente utilizando modelos predictivos u otro tipo de mecanismos que realmente hagan que el proceso sea distinto pero, siempre, aportando valor.

Hacer las cosas de forma diferente puede suponer llegar a negocios a los que antes no se llegaba, atraer a nuevos clientes, incrementar los ingresos de la compañía y motivar a los trabajadores para que continúen empleándose al 100%. Y es esto último lo que realmente producirá verdaderos beneficios, si bien para lograrlo es necesario un cambio en la cultura de cada organización y que desde el primero hasta el último de los empleados esté en el mismo barco, si no, resultará imposible hacerlo.

Mi opinión es que a la hora de hacer planes se debería pensar “fuera de la caja”, teniendo en cuenta que la transformación debe aportar valor, debe ser progresiva, con sentido de negocio y sabiendo que el objetivo último de cualquier empresa es sobrevivir.

Y tú ¿digitalizas o transformas?